Puedes irte, nomás...
puedes irte, nomás, de mi vida...
hoy te suelto... te dejo, querida.
Ya hice todo...
ya hice todo lo que yo sabía
del amor, y luché por tu amor,
hasta hacerlo una absurda porfía.
Y no voy a estrenar un dolor,
mi dolor es el mismo de siempre;
no es nuevo, mi alma lo siente
mucho antes, aún, de estos días.
Hoy te dejo...
hoy te dejo, renuncio a tenerte,
no te puedo obligar si no quieres,
lo que hice por ti lograría
el amor de doscientas mujeres.
Estaré en tu mente...
no podrás olvidarme aunque intentes,
y sabré que así te sucede,
cuando estés, tú, presente en la mía.
Sé muy bien...
(aunque intentes o digas mentiras),
sé muy bien la razón del fracaso:
¡solamente mi escaso dinero
no te deja caer en mis brazos!
No se paga el desprecio con oro
ni se tira el amor que se ansía,
con dolor llorarás, como lloro,
¡hasta el último día de tu vida!