Me despierto, una tenue luz matinal entra por la ventana, de pronto nada me parece real, todo a la distancia parece haber ocurrido en medio de un sueño. Tanto tiempo desperdiciado, así sin más que el despilfarro de una vida entera, ahora desearía haber dicho mas “te quiero”, no, “Te amo” y menos tiempo asumiendo que lo sabías, relacionando estúpidas ideas con una verdad, con algo que nadie puede saber a menos que alguien hable.
Recuerdo el día que te conocí, era un sábado por la tarde un verano común, una lluvia que obligaba a todo mundo a buscar algo de refugio casi en cualquier lugar y por azar, por casualidad o destino todo pasó. Como es usual no dije nada solo observaba hacia afuera, mirando el cielo desplomarse a cantaros, mientras que con relámpagos y truenos el firmamento se iluminaba de forma esporádica, así el mundo se ve diferente, pálido y vacio, aun de cualquier forma hermoso. De pronto tu voz dirigiéndose a mi me regresó de ese mundo al que algunas veces escapo y me obligó a dirigir mi vista hacia tus labios- Así parece que el cielo está en llamas−Dijiste− Al instante no pude escucharte de forma clara lo cual me obligo a preguntar algo inconexo - ¿Qué?-musité. – El cielo… así parece que arde−Te dio risa repetir esa frase. “Todo parece en llamas”, lo dijiste en voz baja casi siseando y me di cuenta que era causado por el frio de tu ropa empapada. ¡Qué cosas Dios todo paso hace tanto tiempo!
Ahora los recuerdos retumban en mi cabeza y parecen gritar. ¡Que alguien me diga como se logra apartar este dolor que me consume el alma!. Con tulipanes en la mano camino nuevamente bajo una tímida lluvia que llena el aire con un leve zumbido que ejerce sobre mí un poco de calma, pero que de ninguna forma aminora mi pesar. Arrastro los pies sobre el suelo, como si me pesaran demasiado para dejarme avanzar, con el paso me encuentro frente a ese lugar, ahí está, tan inamovible, tan lleno de eso que solo logro describir como nostalgia, frente a ese árbol confidente me hinco solo para ver pasar hermosos momentos y también para dejar con mucho cuidado un tulipán –Tus favoritos−. Susurro
Paso siguiente, me encuentro frente a unas puertas enormes, que están entrecerradas para permitir el paso a los visitantes. De forma inesperada las fuerzas de mis piernas me abandonan y caigo de rodillas sujetándome fuertemente entre las rejas dirigiendo mi vista hacia el interior, encuentro esta tumba con tu nombre escrito en ella y una cruz que tiene grabadas extrañas palabras de adiós, que claro me queda jamás las pudiste escribir tu. Me arrodillo y me pierdo en mis pensamientos al observar la hechizante danza del fuego de una veladora que ha sido colocada bajo la cruz por alguna otra visita anterior a mí. El sonido de un cielo enfurecido me hace pestañear y doy un pequeño salto hacia atrás, momentos y momentos invaden mi mente y me hacen estallar en un llanto incontrolable que parece no ceder. Lentamente la tristeza se convierte en ira y en mi arrebato el ramo en mi mano sale volando en ninguna dirección mandando los tulipanes hacia las tumbas cercanas, me detengo, recapacito y te pido perdón y de repente tu nombre aparece en mis labios y lo grito una y otra vez, se siente tan bien que recuerdo que no lo había dicho desde el momento de tu partida, porque me había jurado intentar superar esto tomando toda distancia posible del dolor que me provocaba escuchar tu nombre.
Este es un relato de muerte, mas no de vida, dirigido a todos aquellos que deseen escuchar. Dejo junto a la veladora un papel, una carta que jamás será leída, pero que de ser así quedaría en claro cuánto te extraño y que aun te quiero y que jamás te podría olvidar.
Ahora lo sé, lo entiendo y lo acepto, te has marchado y me has dejado totalmente solo, la vida se me escapará y seguiré gritando de dolor mientras el tiempo lentamente me arrancara de la memoria todos y cada uno de los bellos momentos que me regalaste y se dé ante mano que todos los días se me irán de esta forma mientras mi conciencia y mi alma se mantengan necias a olvidarte. Es hora de marcharme y dar la espalda a los tristes recuerdos, el cielo está nuevamente en llamas y sé que debo continuar para honrar tu memoria, pero ¿Cómo lograrlo? si cada vez que intento respirar siento que me falta el aire.