En el mar de los antojos
hay algunos caprichosos,
nos atan de pies y manos,
nos convierten en esclavos.
Hay deseos peligrosos,
que pierdes todo el control,
anulan tus principios
y te nublan la razón.
Deseos de ambición sana
son necesarios,
pero exagerados
son como potros desbocados,
que la ruina van sembrando.
Todos los extremos son malos
y causan el sufrimiento.
No es fácil estar
en el punto exacto;
es como el vuelo de un pájaro.
Ambición de poder y de dinero
es como un pozo sin fondo,
destructores del valor humano,
que la sociedad nos ha inculcado.
Equilibrio y adecuada medida,
son imprescindibles a la vida.