Cuando yo era joven ¡parece que fué ayer!
cuando dieciocho años yo tenía,
el mundo entero a borbotones me comía
y toda mi obsesión era correr.
Correr, correr, correr…
Vivir la vida atropelladamente,
un pequeño receso para dormir y otro para comer
y el resto era vivir intensamente.
Tenía que llegar a donde fuera
antes que los demás. No debía permitir
que nadie se me adelantara a mí
y pudiera ganarme en la carrera.
Mi única obsesión se resumía
en intentar alcanzar mil objetivos,
todas las experiencia que yo soñar podía
y escribir la palabra: \"conseguido\"
Ahora que ya soy viejo,
ahora que ya he superado los setenta
de mi maltrecho cuerpo sigo su más sabio consejo
y a los dictados del espíritu tengo siempre en cuenta.