A la deriva,
a la tenue luz
olvidado de ti
sentí el miedo de la sombra
que ya no reflejabas.
De pie,
derruida la verdad
acaricié el aire con mis dedos
pálidos fragmentos de conchas
sin vida.
Dulcemente
la noche
—compañera siempre—
me trajo el perfume de tu cuerpo
…toda la soledad en un instante.
Sandor