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El maestro y el Camino.

Aquella mañana se habían dispuesto a visitar a otra villa, a confraternizar con otros maestros y discípulos y pusieron pié en el camino.

Llegaron a un cruce. El cartel decía: Shahabad — 7 km indicando la dirección a la izquierda y Shahabad — 12 km indicando la dirección a la derecha.

Tomaron el camino a la derecha. Casi dos horas después, habían llegado a la villa.

Pasaron todo el día en amigables charlas, disfrutando de buena comida y buena compañía, todos estaban muy a gusto.

Al atardecer, el maestro comunica a los discípulos la decisión de que deberían irse, y evitar que la noche les cayera encima.

—Querido maestro —dijo un discípulo—, estamos muy a gusto. Si hubiéramos cogido el camino de la izquierda en el cruce, hubiéramos estado aquí antes. —concluyó con extrema vergüenza el discípulo.

—Querido discípulo —dijo el maestro—, puede que hubiéramos estado aquí antes, pero puede que, también, no hubiéramos siquiera llegado hasta aquí, porque aquél camino es frecuentado por asesinos y asaltantes.

»No debemos tentar a la suerte, cuando conocemos el peligro. Desconfíe siempre de los atajos que, aunque te prometen llevarte al destino, su precio puede ser demasiado alto.

»El camino más largo y tortuoso puede que no sea el más fácil, pero tú tienes el poder de convertirlo así, solo disfrutando del paisaje, aprovechando la sombra de los árboles, el perfume de las flores, la brisa del viento. El tiempo no es tan importante, sino la certeza de llegar. Y lamentablemente veo que tú, todavía, no has llegado a tu destino, porque tu mente sigue en aquél camino…

Y maestro y discípulos retoman en camino a casa.