ivan semilla

Gelmanía

Y lo hirieron de angustia

lo dejaron tan flojo

y al decir de su pluma

le robaron los ojos.


Le quitaron presentes

y futuros de risa

le mordieron el alma

le robaron las vidas.


Con un trozo de odio,

de ignorancia,

de miedo,

le quitaron los hijos

le escondieron los nietos.

Y siguió el derrotero de su mágica letra

recorriendo senderos

encendiendo las venas.


Construyó multitudes silenciosas de penas

en un mar de gaviotas,

de palomas de arena.


Y su voz aún perfuma todo viaje en su libro

como hoy,

como siempre,

aunque ayer se haya ido.