Estás frìo, estás muerto,
tu corazón no palpita
como en otro tiempo...
llega hasta mí
la frialdad de tu sepulcro.
Allí en donde no florecen
los jazmines ni magnolias...
allí en donde el sol
no fulgura ni calienta...
allí en donde la naturaleza es muerta
y sólo se ven las sombras del ocaso.
Allí estás tú, con tu alma indiferente,
perdido entre los fantasmas de tus miedos.
Ya nunca sentirás que mi alma vibre,
como en aquellos tiempos
cuando yo te amaba...
Ya de mí, sólo quedará el hastío
y el cansancio por haberte amado.
Felina
YA NO ESTÁS EN MÍ.
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