Un corazón se hizo piedra
Cuando regresó la noche
En medio de las tinieblas
De los odios y reproches...
Impidiendo al horizonte
-esto dice la leyenda-
Ser la brújula en el monte
Donde insegura la senda.
Se perdía en la tiniebla
El pobre corazoncito
Gritando a las otras piedras
Que era hecho de infinito…
Que nunca les hizo nada
Que lo dejaron solito
Junto al alma encadenada
Entre el infierno y el mito.
Y nadie se dio la vuelta…
No querían escucharlo;
Antes que rendirle cuentas
Preferían olvidarlo.
No te confundas, hermano
Que tú no eres mi dueño,
Sin mi se extingue lo humano
Como fueguito sin leño.
Fuiste soñando tu sueño
Y fue allí que me escuchaste
Ahora pues, regresemos
Por donde me abandonaste…
Ya de día, por momentos
Las tinieblas se alejaban
Y se veía el cimiento
Que las piedras levantaban
Cuídate de lo aparente…
La muralla levantada
Por el hombre indiferente,
Es de piedras humilladas
Es de puros corazones
Como yo, del infinito
Aunque se los amontone
Nunca acallarán su grito…
Aunque se los amontone
El Amado los distingue…
Y aunque se los abandone
Son fuego que no se extingue.