Managua, 15 de enero 2014.
He viajado saltando constelaciones,
navegado por los mares más recónditos,
explorado cuevas, escalado montañas,
tomando las manos de mi amada.
Mi poesía se ha fundido entre materia y éter
Y ha traspasado el concepto de tiempo y espacio.
Concluyó que la distancia más corta entre dos objetos,
No es una línea recta.
Mis versos, mis caricias, mis anhelos, todo, todo
Lo que escribí para una mujer, lo recibió ella.
Siempre fui yo el que dijo la palabra agradable,
el verso de amor, siempre yo el que bajó para ella el rocío.
El que la enamoró, el que la amó…el que la buscó y la extrañó.
Siempre fui yo el que expresó las ansias y el deseo.
Fueron siempre mis manos las que buscaron las de ella.
Pero, el terreno que piso contigo,
es para mí completamente nuevo.
Cada empinada, cada recodo,
cada cañada, cada montaña, cada río,
lo exploro por primera vez;
con el deseo de un hombre y
con la curiosidad de un niño.
Contigo volé y descubrí como hacer el amor
Sin tocar los cuerpos, es el amor de los espíritus.
Y tu espíritu y el mío se fundieron
Allá en donde la aurora boreal es eterna.
Contigo descubrí el verdadero valor de una sonrisa
De una palabra amable, de una caricia y de un verso
Escrito con amor por mi amor para mí.
Nunca había recibido versos de amor
Ahora es una poeta la que me escribe,
a la que inspiro y la que me inspira.
Ahora es una poeta que me lleva por caminos
intransitados hasta hoy y es una poeta,
la que explora conmigo islas vírgenes,
lugares recónditos en donde hacemos el amor.
Ahora es una poeta la que me dice palabras al oído,
la que me acaricia, mira mis ojos y sonríe,
la que me da tiernos besos, apasionados besos,
la que se entrega sin medidas ni reservas,
ahora es una poeta la que me ama... y soy feliz.