Abre tus alas mariposa errante calma tus ansias con el néctar de mi ser. Recorre los pétalos de mi piel con el tacto de tus dedos, de tu lengua.
Que liberan nuestras ganas con el vaivén de nuestras caderas. Púes muerdes mi carne y rasgas mi alma mientras yo busco entre tus muslos el calor de tu pasión y en tu busto encuentro la suavidad de terciopelo.
Y aunque tu estancia sea breve, el sabor de mi piel y mis labios quedaran marcados en tu boca. En tú memoria….
Sé que el recuerdo de nuestro encuentro mojara los rincones de tu cuerpo, y volverás a mi errante viajera a encender mi fuego. Que calienta tus sentidos y quema tus deseos. Pues las fantasías que tenemos solo pueden ser creaciones de Afrodita y de Morfeo.
D.H.