Yo quiero ser llorando,
-comenzó hablando un poema,
-yo quiero ser la letra
que corroe y que quema,
el agrio sufrimiento
de la tarde en el mar,
del día de frió
de su nombre vació
escrito en la arena,
ese latido ligero e infinito
que cicatriza en pasado
momentos vividos y
miradas eternas,
Hazme -le dijo el poema
al poeta- a la imagen
de su nombre
que tanto amas
y tanto penas.
-Seras entonces,
dijo el poeta.
-poema de luces
que cruzan a mi pecho
como saetas,
Seras la marea que barre
y el basó de mis tormentas,
pero no llevaras por nombre
su nombre,
porque al aire nadie
puede tatuarle
sus nubosas letras.