Henry V

A Juan Gelman - Publicado: 9 Nov. 2011-

Descanse En Paz

 

Epitafio

\"Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín. 

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz. 

¡Digo que el hombre debe serlo! 

(Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.)\"  J GELMAN

 

La poesía era para mí   una tontería más de esas que complementan  la ociosidad.

Josefa, la del aliento  a veinte cigarrillos, por la mañana repetía, incesante, el nombre y obra de Quevedo;

Yo, como cualquier estudiante vivaz,

por no decir desordenado, relacionaba ese tufo a lo aburrido de  sus poemas.

¡Y cómo no  iba a repeler la poesía! si , además,

aquella española de seseos incontenibles, me forzaba a leer un tal Quijote,  de  palabras viejas,

y  a  otro tal Aquiles, enfermo de un talón;  invocado por un no menos aburrido Homero.

La vida transcurrió  sin novedad: yo con el inconsciente lleno de arcaísmos,  y la conciencia en los excesos.

Más años de los que quisiera mencionar, pasaron  sobre  mi rostro y mis deslices, 

hasta que llegó el día, (seguro fue en otoño) en que conocí la poesía del maestro Gelman.

Algo se me  rompió dentro:  los los Homeros, los Quevedos, los Cervantes,  dejaron de cuchichearme

palabras caducas ,de  estructuras métricas y rimas  que me insolaban, que venían  a  mí

como bichos  en  cocina  de mercado;

Algo rompió el genio del maestro, algo tan grande que descubrió en mí aquel gusto que Josefa profesaba:

arrinconado en el muro que hice con piedras de Ilion contra  la poesía.

Su vida, su obra, inspiraron mi deseo de decir eso:

que era un joven vivaz- por no decir  desordenado- que hoy ama la poesía

como Josefa  amaba a Quevedo.

Gracias Maestro