Hace varios días
no me siento bien.
Es por las tensiones,
por las esperas,
por tu ausencia...
Una justificada ausencia...
por haber dicho palabras
que no te merecías.
¡Éste mi maldito carácter!...
He mandado a avisarte
de mi dolencia...
la que se transforma
en una terrible soledad...
Mi elevada presión
me lleva a estar,
casi todo el día en cama.
No es para alarmarme,
dice mi médico.
Todo mi problema es nervioso.
Por los grandes problemas
que por todo hago
de mi vida,
una constante preocupación...
la que podría subsanar
si tomase las cosas
cotidianas con más
calma, con serenidad...
Trato que así sea,
pero no puedo evitarlo.
Justifico tu alejamiento,
no tu tan prolongada ausencia.
Te he dicho palabras fuertes.
Pido me perdones.
No me siento con voluntad
de nada... mi pensamiento
está solo en ti.
Me preocupa tu prolongada
ausencia...ten piedad de mí...
No estoy imposibilitado.
Sólo que de nada tengo vountad.
Tu presencia cambiaría
mi estado de ánimo.
Ayúdame a lograrlo.
Tantas veces te he prometido
cambiar... y aquí estoy
pagando las consecuencias...
Sabes de mi gran amor hacia ti...
sé que no supe retenerte
junto a mí, como tú
te lo mereces.
Dame una oportunidad más...
Debo lograr ese cambio...
necesito vuelvas
a estar a mi lado.
Estás cansada de mis promesas...
Sin ti, estoy cansado
de mi soledad,
y a veces... de vivir...
Esperando estoy,
y no llegas...
Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto - 16/01/2014)