De sangre bravía,
de alma llanera,
de manos pequeñas con cicatrices mugrientas,
evito el olvido.
De tenis gastados,
de mirada inquieta,
de equipaje sin maleta,
y de viaje sin viáticos,
y sin el adiós con trompetas que me hace nostálgico.
Ya esta en la mesa la última cena,
y abuso de eso pa' dictar mi epitafio;
"Disfrutó la vida sin miedo,
amó y fué amado,
siempre cantaba de José Alfredo,
y Javier Solis lo tenía llorando.
ALONSO VILLANUEVA