Entrar en tu mundo, ser parte de ti,
Oír mi nombre en tu voz
sentirme dueño del brillo
que nace en tus soles
y me nubla, y que hoy no es mío
pero que mañana tal vez
Aplaudir sin soltarnos,
sentirnos sin tocarnos
pasear sin movernos
con los ojos cerrados
con los labios pegados
con los pies en el cielo.
Y batir nuestras alas,
ascender,
para quedarnos así,
en una nube tumbados.
Ya no mirando al cielo
pues qué cielo habría
sino el nuestro propio
sino el que nos tiene colgados.
Dejarnos caer,
fusionados
siendo víctimas de la gravedad.
Y entonces vernos en los cuatro espejos
y pasear sin movernos,
valando,
cayendo.