Juntos devoramos las estrellas y caminamos por la luna fundiendo nuestra silueta en el cielo nocturnno. Me aferro a tus brazos que me elevan más allá del universo infinito y después caigo... Sin embargo, ahí estás tú con tus fuertes brazos y me salvas... Entonces nos transformamos en la luna; contemplamos el mundo que antes fue el nuestro mientras las estrellas nos observan celosas y en medio de la oscuridad el sol se nos presenta vanidoso, proyectamos su belleza cegadora en plena noche hasta separarnos y volver a ser lo que somos: simples auras que lloran cielos.