Son tus labios la pasión,
y tus ojos son mi fuerza.
Fue ese beso la explosión
de placer que no está en venta.
Diste paz al alma,
me enseñaste a vivir;
cada vez que observo el alba
te imagino cerca de mí.
Cada yema de tus dedos
expuso su dulzura
cuando tocaban mi pelo
y exteriorizaban su textura.
Ahora todo va mejor,
o quizás no, según se mire.
No estás, voy sin control,
y si no estás el llanto fluye,
el alma muere.
Cada día es un reto más,
un rato más para echar de menos,
cada noche es un susurro en el oído,
para darme ánimos.
Cada vez que vuelvo atrás
echo a llorar por lo que los dos sabemos,
cada vez tengo más odio
hacia mi persona y sus defectos; desánimo.
Réal...*