El mate café en las manos
bajo el nogal despierto
donde el zorzal trinaba
entonando sus recuerdos.
La bombilla plateada
reluciendo su figura
delgada como quería
luciendo su figura.
Sentada en unos labios
de rojo color intenso
donde un corazón nacía
esperando sus anhelos
Ella hizo volar sus cuitas
entre los dedos apretados
cuantos años pasados
de amores con alegrías.
Mientras al mate ponía
azucar café quemada
a su amiga le contaba
dichas que está sufriendo
Por tenerlas congeladas
en sus puros pensamientos.
Ël llegó un día lluvioso
con capa y un sombrero.
Fué mi principe negro
así las nubes lo trajeron,
puso sus manos en las mías.
Y allí ellas florecieron.
Para secarse luego
sin un adios sincero
y me ha quedado
de él, solo su sombrero.