Te veo poderosa, mujer cristalina...
A veces sumisa, a veces hecha luz, palpitando en mis ojos, clavando tus navajas miradas, luciendo tus crespones pensamientos hechos de recuerdo y heridas, acuerdos y suspiros...
Te reconozco tibia, niña mañana...
llena de cielo suave y manos estrellas, riendo del presidio social con carcajadas mariposa, llorando tristemente entre los jardines de rosas...
Te siento atardecer, en el licor de las montañas conversando humos azulosos, compañía de amigos calor de chimenea...
Te cultivo, flor tenue, con lluvia de besos ajenos, fríos hostiles, dulces esperas, palabras salidas de la tierra húmeda y dolorosa...
Hoy llena de corazones en el corazón y venas ríos, le agradezco al universo padre madre por enviarme con su brisa cósmica, esta esencia de pájaro estelar, esta esencia de mujer ave ligera, que enseña sin miedos sus paisajes con olor a naranja viajera...