Se acabo como las tardes de Enero,
tonto en el rebozo,
que perdió el camino del sendero,
de su alma, llevando un poco.
Llega la luz, y los vientos de nuevo al balcón,
donde escribió la vida,
de la que fue su mujer, en las paredes del salón,
por venganza contra Aída.
Lleva en su bolsillo un par de monedas,
con las cuales no le alcanzará,
ni el pan más duro de una gran mesa,
Por el cual tal vez suplicará.
Melodías, bailes, cuentos que no termino,
se llenó de escrúpulos al partir,
hostil viento el que acompaña su camino,
en las praderas del dormir.
UN AMICO