Como te pienso en este instante
con aquel vestido rojo
y tú andar sincero
como la mañana que caíste
sobre el rocío fresco de las flores
palpitabas como si el sol
hiciera nuevo tu latido
jugabas conmigo
escondida entre el trigo
te delataban los saltamontes
y risueña te encontrabas conmigo.
Todo era sencillo
tú, yo, el campo, las ilusiones…
todo eso y el sol de testigo.
Oh! que tardes, los atardeceres contigo
que preciso era al buscarte
cuando asomaba la noche
veía tu silueta coqueteando en la ventana
mis manos esperaban tu cintura
para que llegase a segar el frio
con tus labios partidos
y tus mejillas de durazno
el tecolote cantaba
y la distancia entre nosotros
se rompía con un beso.
Todo era sencillo
tú, yo, la oscuridad, la querencia…
todo eso y la luna de testigo.
Recuerdo aquel ciruelo en que trepábamos
y el día en que caíste de una rama
vergonzosa, me mostraste la pierna
te lleve a casa, tu madre me corrió a palos
diciendo que era una mala influencia
te extrañe tanto, corriendo, saltando
de aquella piedra bajando al rio
donde ahí también el deseo nos hizo uno
sentimos todo, menos frio
con el croar de las ranas
aquella vez fuimos dos desconocidos.
Todo era sencillo
tú, yo, el caudal, el amor…
todo eso y las estrellas de testigo.