Henry Joel
La hora de la muerte
Un día de mis muchos la muerte me vino a buscar
Y yo que yacía en mi lecho despierto le veo
Y me dice: te vine a buscar
Para que tengamos un largo viaje al infinito
Y le conteste porque tan pronto
Si apenas respiro los aires de mi juventud
Solo obedezco ordenes me dijo
Y te toca en estos momentos a ti este largo viaje
¿Y si quisiera conversar contigo antes de partir me lo concederías?
Habla y yo te escucho, como diciendo: Di tus últimas palabras
Señora muerte ¿vale la pena vivir?
Tal vez no sepa explicártelo
Pues mi mundo es el de los espíritus
Pero los humanos no saben ni conocen la vida
Solo viven para morir y no miran más allá
Algunos solo ostentan las ganancias ficticias de este mundo pasajero
Viviendo en sus deseos y para ellos
Y por eso me mandan repentinamente a buscarles
¿Y porque todos hablan de ti despectivamente?
Porque no conocen lo que hago
Yo no tengo potestad de quitar la vida o de dejarla
Solo obedezco las órdenes del que me creo
Porque es tan cruel entonces aquel que te creo
Que a veces permite la muerte de inocentes
Tú no has entendido todavía, vuelvo a repetírtelo
Hay personas que viven para morir y no despiertan de sus sueños
Esos muertos grandes y pequeños
Van al lugar requerido por su creador
Puede que muchos no crean que exista este lugar
Pero yo te doy testimonio de que si existe
Y ya llego la hora de llevarte a el
No sin antes decirte señora muerte que de ser así como tú dices
Morir es tan fácil y vivir tan complicado
No cuando se ignora una verdad tan obvia
Que del señor son todas las cosas
Hasta la hora de la muerte.