Amanece y tú no estás.
Aún no lo asimilé.
pienso que sigues aquí,
o eso quiero creer.
He ido a la habitación
muchas veces esta noche,
para llamarte en silencio.
-Grité en mi mente tu nombre-.
Me tumbé sobre la cama
pues tu olor estaba allí
y abrazaba a la almohada,
igual como te hago a ti.
Cerré los ojos pensando
que te llenaba de besos
y así me quedé dormido
soñando con tus recuerdos.
Desperté y tú, no estabas
y te busqué adormecido,
-ya que no me daba cuenta
de que, habías partido-.
Me senté sobre la cama
para mirar tu retrato.
Más no lo pude evitar,
y lloré solo, en el cuarto.
La costumbre de saber
que siempre estás a mi lado,
me está pasando factura
más, de lo que había pensado.
(Te echo de menos.)