Importante es darse cuenta
que si cuando odiamos
o amamos,
son por las apariencias
de las personas o cosas
o es a su misma esencia.
No se poseen jamás
realmente las cosas,
sólo las tenemos un instante
y si no somos capaces
de soltarlas, serán ellas
las que nos posean.
Lo que sea que queramos,
si lo queremos guardar
en el hueco de la mano,
al igual que cuando
retenemos el agua;
si se la quiere poseer,
se hace imposible,
el agua se escapa.
Si nos la queremos apropiar
la estancamos, la ensuciamos
y bloqueamos su fuerza;
si se suelta y se libera,
será siempre nuestra,
en el fluir de la existencia.