Toda las mañana triste soñoliento
Entre ramas secas, trinaba un cardenal
En su canto mostraba la tristeza al viento
Y pedía por su amada, algún ancestral
Eres persistente, y su canto era
Como una oración, que a diario repetía
Pasaba el invierno, también la primera
Y ahí el siempre cantaba con melancolía
Bajo el cielo azul, con su plumaje fuego
Con una gota de esperanza, en su corazón
Lanzaba a Dios canticos de ruego
Para que su fiel amada, volviera al viejo limón
y en una amanecer de un mes de enero
Entre la repinta de mayo, su amada volvió
De su alma desapareció aquel desespero
Y una inmensa alegría a su ser invadió
Las aves que allí, estaban presentes
Fueron testigas, de aquel gran encuentro
y a ese rojo cardenal elocuente
se le borro la tristeza, que llevaba dentro
y un canto frágil, canto apasionado
Aquellos corazones se unieron nuevamente
Y entre esos chamizales, aquellos enamorados
Juraron amarte aun después de sus muertes
Aquel trinar largo del persistente cardenal
Hizo que su amada, volviera a su destino
El amor cuando es amor, puro y real
Es bendecido por el Gran amor Divino