Hoy llegando al Parque de San Luis
divisé a lo lejos, a los pies del Santo
una alfombra de doradas hojas
cubriendo parte del asfalto.
Hojas que el viento arrastró
hasta posarlas junto a la ermita,
grandes, pequeñas y marchitas
cual dibujo del mejor artista.
Los últimos rayos del sol
con su luz y mágico resplandor
iluminaban de la puerta el oratorio
haciéndolo más bello y acogedor.
¡Madre mía! que maravilla natural
ofrece el paseo de este encantador lugar,
flanqueado por las centenarias acacias
que por los suelos derraman su gracia
cubriéndolo con su traje invernal.
Me adentré con cuidado, de puntillas,
para no deshacer aquel fantástico lecho
que se me antojaba por los ángeles hecho
para disfrute e inspiración de mis versos.
Me detengo a la orilla del manantial
admirando con pasión una vez más
aquella riqueza que emerge natural
y gracias a San Luís Bertrán.
Y al darme la vuelta para regresar
contemplo el singular Auditorio Musical,
llegando a mi mente el recuerdo puntual
del último concierto del \"Mano a Mano\"
en la noche más mágica del año,
el clamor y los aplausos.
Pero ahora permanece dormido,
silencioso hasta el próximo verano,
tan sólo los pajarillos con sus trinos
y el viento con su lamento lo envuelven todo.
...Y unas preciosas ardillas
correteando por la desnuda arboleda
con su singular destreza y habilidad,
ponen el broche dorado al punto final
de mi paseo en una tarde otoñal.
Y me digo orgullosa y emocionada
recorriendo cada rincón con la mirada
de aquel entorno acogedor y tan bello...
\"Estas son unas de las muchas maravillas
que adornan la Villa de Buñol, mi pueblo\".
Fina