¿No hay nada después de muerto?
¿Sólo cenizas y olvido?
¿No existe cielo o infierno?
¡Madre!... ¿Es qué..., es qué...
Dios no está contigo?...
Comienzo a no creer,
que tú..., que tú, madre, estés con él.
Estoy dudando también,
que ya Dios, no sea quien dice ser.
Estoy pensando mamá,
¡Aquí!... Delante de tu retrato,
ya cansado de llorar,
que si tú..., que si tú
me estás viendo...
¿Por qué no me dices algo?
Le suplico a Dios, a Ti...
Y nadie... ¡Nadie!...
Me está escuchando.
Pido a gritos... ¡Dejadme morir!
¡Qué me lleve!
¿Y?... ¡Ni puto caso!
¿Cuánto tengo que pagar?
¿Cuánto dura este castigo?
¡Dime madre!... ¡Madre dime!.
¿Es qué Dios, no está contigo?
Nadie contesta... ¿Por qué?
¡Oye!... ¿Me estáis escuchando?
Te pregunto una vez más...
¿Madre?... ¡Madreeeeeee!...
¿Está..., está Dios a tu lado?
Dile por favor mamá...
¡Dile... Mamá, dile algo!...
Que eche cuenta a mis plegarias.
Ya no lo soporto más.
Mi alma, está muy gastada,
de llevar este cuerpo a cuestas
por la vida... ¡Para nada!
Ella se quiere marchar, Madre...
Me refiero... me refiero a mi alma.
Quiere Madre..., quiere irse contigo,
a tu lado,
a ese lugar y en tus brazos,
como antes escuchar,
-igual que cuando era niño-...
¡Madre!... ¡Madre!... ¡Mamaaá!...,
...como tú, a mí me cantabas.