Los deseamos hasta el infinito,
Los amamos más que a nosotros mismos,
Los cuidamos y protegemos con nuestras vidas,
para alejarlos del dolor y el sufrimiento,
Los apoyamos para que crezcan de la mejor forma posible...
Pero el tiempo corre...a prisa...incansable...
y en su marcha se va llevando ese tesoro tan preciado...
que es la niñez.
Y esas manos y brazos que sosteníamos sin pedir permiso...
ahora tienen dominio propio, y ya no es tan fácil acceder a ellos.
Y los años siguen su curso...
y sobrevienen desacuerdos, cuestionamientos...
y lo peor...el juzgamiento.
Si tenemos suerte sobrevendrá el perdón...
si no, la condena;
y muchas veces, nos otorgan cadena perpetua,
cuando algo de lo que hacemos no condice con sus apreciaciones
y con su escala de valores (a veces tan distinta a la nuestra)
Diferencias generacionales....
Todos somos hijos y muchos somos padres,
y hemos pasado en algún momento por situaciones complicadas.
Por eso...
volvamos al diálogo,
a tratar de entendernos
a dejar de juzgarnos...para eso está Dios.
Nosotros tenemos otra función en esta vida...
que es la de pasar por ella en armonía y paz,
ayudándonos mutuamente,
comprendiendo la realidad,
no hiriendo a propósito,
y perdonando errores...
porque a veces tomamos decisiones
que ni nosotros mismos deseamos.
Llama a tu hijo...
comunícate con tus padres...
muchas veces la vida
nos da lecciones que no tienen retorno,
y nos hace sufrir lo indecible...
y nos hace decir...si estuviera le diría...
si lo tuviera cerca...lo abrazaría...
si viniera...le daría el beso que le negué,
la caricia que esperaba, las palabras que no dije...
Nuestra existencia es sumamente finita...
Inmensamente frágil...
Vive en paz, sin resentimientos,
sin rencores...
Vete libre, ligero,
con una sonrisa en los labios,
con muchas fotos bonitas en tu memoria...
¡VETE FELIZ!
Alicia Santi
20/01/14