Anoche estuve escuchando
adagios de Amadeus Mozart;
es música celestial, que igual
a suave brisa perfumada,
te acarician el alma,
en medio de la oscuridad,
te llenan de paz y tranquilidad;
son una alquimia para el espíritu,
que te cambia el estado mental.
Sus suaves melodías,
te transportan a otro lugar,
que parece del más allá.
Y pensar que Mozart,
murió en la absoluta pobreza,
su cuerpo tiraron
como un despojo
a la fosa común,
envuelto en harapos.
Ni siquiera tuvo un ataúd,
lápida o inscripción,
que guardara su memoria.
Algunos lo envidiaban,
pero muchos más lo amaban,
aunque fue sólo uno
quien sembró su desgracia
con astucia, engaños y trampas.
Más Mozart de alma sincera,
de nada se daba cuenta;
la historia de su vida,
así lo demuestra.
Su música maravillosa,
para siempre será inmortal
y del envidioso nadie se acordará.
Mozart, tu pureza y transparencia,
en tu grandiosa música se refleja.