Muchos escriben sobre sus amores, desamores, ilusiones, fantasías y de más cosas por divagar en la mente del hombre y la mujer. Hoy a mí me toca desahogarme por esta parte revolucionaria, la escritura, trato de comunicarme aquellas angustias que me matan en este momento y hacer llegar estas letras hacia ti mi amada.
Desde el día viernes que te vi fue muy poco el tiempo en que charlamos. Te confieso que físicamente ya no eres la misma niña que deje de ver hace tres años. Yo tampoco soy el mismo.
Pasamos el rato platicando de cosas del pasado, tú recordándome escenas que borre de mi mente hace algún tiempo, ya no quiero recordar lo de ayer (me cagas), es lo mejor. A ti mi querida como no olvidarte si desde el día que te conocí has jugado con mi mente innumerables veces.
No sé si llamarte, ya que yo no soy el del interés, tú me has contactado una vez más para vernos. Quedo una cita pendiente para el día de mañana martes, ¿Qué are? llamarte o esperar tu llamada o algún mensaje de luz en ti.
Me he quedado traumado, me siento una vez más enfermo. Llevo tres días en cama, sin bañarme, sin tener hambre, si como pero no encuentro sabor a la comida que mamá prepara. Te quiero llamar pero… yo no soy el interesado, si tanta es tu necedad de abrazarme y buscarme, no dudes en buscarme yo siempre te he recibido con el corazón lastimado. No importa como esté o cómo me sienta hoy, siempre he estado ahí para velar por ti. No es que te acose o que te vigile, simplemente tú tienes las armas para matarme y ahorcarme.
No sé si llamarte.