Hace tiempo escuche la historia,
de una infeliz mujer
que aunque casada muy bien
con un hombre ricachón,
un día perdió la razón
por culpa de un fulano,
que aunque pobre y despeinado
fue a terminar en sus brazos.
La pobre desventura,
cada día repetía,
que sí tuviera dos vida,
repetiría su vileza,
pues fue en sus brazos princesa,
aunque el tipo era bien feo
y no olía muy bien,
dejo en aquella mujer
las marcas de su bajeza.
Aquella pobre princesa,
no sabía como acabar,
con el incomodo mal
que le trajo su pecado,
de ver aquel desdichado,
cada día bajo el balcón,
persiguiendo la ocasion
de volver hasta su cama.
Un día ya desesperada
se canso de tanto acoso,
y sin pensar en su esposo,
se tiro por su ventana.
Hoy descansa en una fosa
y del peludo asqueroso,
no se ha visto más el rostro,
ni su huellas se han hallado.
Y la pobre caridad,
pagó duro su desliz,
otra es dueña y feliz,
de su marido y su casa.
Aunque triste y afligido
por la muerte de su amada,
nunca supo que en su almohada
durmió un sucio acosador,
que se robo lo mejor,
que tiene una mujer,
el derecho de ser fiel
y vivir muy larga vida,
junto a la dulce cobija
de un esposo consagrado.
Y colorín colorado,
este cuento se ha acabado,
espero te haya gustado
y aprendas la lección,
es mejor un solo amor,
que probar la infidelidad.