/Sabes algo.../
Había una vez un pedazo de tierra que no le pertenecía a los roedores; ni a las raíces, ni siquiera le pertenecía a sus habitantes, ¡ni siquiera le pertenecía a la tierra misma! -vivía en ella- pero su cuerpo no le pertenecía, la tierra era de nadie- solamente coexistía con la esperanza de pertenecerle a alguien..., y ese alguien no existía, lamentablemente nunca existió, levanto árboles de su mente, exhaló hormigas de su boca y sacudió los gusanos de su cabeza, y aún no encontró a ese alguien merodear en sus pensamientos fugitivos y rebeldes[...]
/Sé que te conozco. O tal vez te conocía, sé que alguna vez pude ver dentro de tu alma y a la vez me desintegré por los motivos del destino. O simplemente tus motivos suicidas me encapucharon el deseo de mirarte a los ojos, arrojándome al acantilado, y no supe de ti al fondo del abismo sin fondo, siendo cruel- ahogarme en la oscuridad donde busco una luciérnaga que quisiera convivir con mi soledad…, y siempre son las veces, las sombras que acrecientan mi necesidad de escapar, rodeándome cada vez más de la oscuridad perenne en mis pestañas.
No quiero latirte otra vez, ¡No quiero! pero las veces que te veo pareces fantasma tomando mi cuerpo, y endemoniadamente me dejo anochecer otra vez en las psicópatas costumbres de mirar el alma descender en ese planeta de tinta, donde una vez nos amarramos un poema y no lo soltamos, ¡Claro que no! hasta que alguien presionó el punto final de nuestros ojos, y cayeron lagrimales como instinto de lluvia, y sé que no te derretías- pero, era tan ácida la herida, que lloraste hasta secar el cielo gris, y en tinieblas desgarraste el último corazón que alguna vez te cosiste en el pecho/
[...]Tanto fue el temor de no encontrarlo, que removió su piel, anunciando temblores, que mañana serían terremotos despiadados en busca de la fuga de huellas que intentaba encontrar, y aunque removió toda su piel, no pudo encontrarlo, aunque muchos perecieron ante su existencia, no pudo encontrar el punto de inflexión ante su cavilación existencial[...]
/Dices existir, lo dices o decías, murmurabas en silencio, murmuras! aún lo haces… Quedo sin expresión vocal para escuchar tu voz aunque no salpique en mis oídos. Me gusta escucharla, escuchar la filosofía suave que electrifica las cualidades que no tengo. Pero, despiertan, cuando te escuchan.
Sabes qué es el amor, sabes qué es?
las cavilaciones sanguíneas te lo pueden decir, pero sí no reflexionas tanto, tomas un atajo a mi-
Yo con mis dedos te lo puedo dibujar, rozo mis yemas en tu piel…
Te podría dibujar el amor, no es del otro mundo, pero sí de otra dimensión, hace falta que me tome todo el aire de este planeta y todo el calor del sol…
Te lo podría explicar sin morir en el acto, pero cuidado, atente ante las consecuencias de perder la cordura cuando terminé de dibujar-te el origen de la locura*/
[...]Sintió miedo, de repente el cielo reflejo un charco en su mirada, no quiso arrancar-se la laguna de sus ojos, aún quiso quedar pensativa con las aves en su memoria. Todas volaban en busca de algún recuerdo que no le recordarán rocas ni proyectiles al pasado nuclear.
Aún quería buscar-lo,
aún buscaba el origen de todo…
Aquel punto entre el origen y final; aún buscaba el equilibrio, aún no quería dejar que las mariposas inundarán su boca, aún sentía la sensación de poder alcanzarlo, aunque su sombra se perdía con el olvido y dentro las cucarachas de sus oídos: la amnesia infectaba los caminos que desnudaban sus pies. Aún así sintió la necesidad de encontrarlo, aunque sus huellas fueran borradas por el viento. Aún así, lo sentía pulsar sus latidos en su piel. Aún así lo sentía caer en su piel. Aún así sentía su muerte merodear en su núcleo,
¡tan fuerte!
capaz de destruir el pasado, el presente y el mañana,
sabía que era él-
lo sabía,
aunque se destruyera en el acto de encontrarlo…
Saber de él como saberse extinta a través de las mariposas que sacudían sus ojos como péndulos en el origen de la noche.
Batiendo las estrellas pasadas de su pecho,
en el presente de tierra húmeda que le hizo preservar la esperanza en el mañana de proyectiles exhalados de su a-mar.
Sabía que sé haría de día, y la tierra quedaría reducida a cenizas…
Sabía que sus habitantes se inundarían en guerras, destruyendo las estatuas que ella hizo emerger de su pecho…
Sabía que no sólo de amor se vive en la penitencia del equilibrio entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, entre la esperanza y la incredulidad, entre la guerra y la paz…
Sabía que no solamente de amor se vivía..., lo sabía…, pero ya era tarde, logró encontrarlo cuando era el final de todo…, logró encontrar el significado de su existencia…, -aunque fuera cíclico-
El significado de su existencia, eres tú, nadie más que tú, solamente tú, contigo se me acaba la vida, y contigo empieza un nuevo letargo que se caerá en pedazos junto al tiempo...
/Es cierto, lo sabes, este planeta no durará para siempre, mañana serás viaje y yo seré estatua, te moverás por el universo, y yo aún estaré clavado como estaca en la estatua de mis recuerdos, y tú te moverás tan rápida que se te desintegrarán las formas de amarme y te sentirás tan desvanecida que en cualquier momento caerás, mientras yo aún seguiré anclado a mi memoria, y tú, sentirás el peso de la gravedad y caerás puntiaguda sobre un cielo azul, llenándolo de cenizas, y lloverá, y yo con las lágrimas podré mover mis músculos atajando la lluvia entre mis dedos, y volveré a nacer, me renovaré... y volverá a nacer un corazón del pasado ...y puntiagudo/
Siempre re-editó el comienzo... borrándole el final...