Diaz Valero Alejandro José

Un único capullo que se convirtió en flor (Cuento)


Juan acostumbraba a ver el jardín a punto de florear todas las tardes. Disfrutaba verlo lleno de capullos, que de un momento a otro se convertirían en flores. La espera se hizo muy larga para el pequeño Juan, y los capullos seguían arropados disfrutando su largo sueño y no terminaban de convertirse en flor.

¿Mamá todos los capullos se convierten en flor? - Preguntaba Juan a su madre

¡Claro hijo, solo debes tener paciencia y esperar a que abran sus pétalos! - Contestaba ella muy amorosa.

¡Pero tengo días observando y nada, no abre ni uno solo! - Volvió a replicar el niño

¡Espera, cuando menos lo pienses, allí estarán las flores abiertas para ti! - Dijo de nuevo la madre abrazándolo con cariño mientras juntos miraban el jardín lleno de capullos.

Era difícil saber porque los capullos no habían decidido dejar de ser sólo capullos para convertirse en flores, como los niños que dejan de ser niños para convertirse en adolescentes y después en adultos.

Hasta que una noche Juan salió a contemplar el jardín y sus ojos brillaban de alegría.

Mamá, mamá, salió gritando en busca de su madre que estaba dentro de la casa

¿Qué pasa Juan? – contestó ella asustada

Un capullo se convirtió en flor, solo uno mamá, ven vamos a verlo – decía el niño emocionado.

Y así, Juan junto a su mamá, salieron al patio a contemplar el jardín del cielo y a ver cómo entre tantos capullos luminosos sólo uno se había convertido en flor. Era la luna radiante que alegre brillaba acompañada de sus capullos estrellados.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

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Maracaibo Venezuela.