La pasión del Gordo Canelón
Y ella estaba ahí llorando,
de risa,
al verme caer por la cornisa,
de un mundo que no da vueltas,
y tortura sin rencor.
La risa, mirada desenfocada,
la morena,
que encelada se revuelca y te desprecia,
olvidada por la causa de una rubia pincelada,
que ha robado un corazón.
Un viejo lobo no tiene posibilidad,
de parar,
la vida lo lleva por un camino,
en el que solo puede galopar,
sin mirar atrás.
¿Porque dejar de soñar?
rendido,
a sentirte desprovisto,
de esa maldita enfermedad
llamada amor.
Y si algo bien sabemos es que un perro,
compañero,
más lo es si su aparcero,
es amigo del desvelo,
y ha bebido algún licor.
Pero ella te acorrala,
despiadada,
dejándote sin piedad sus marcas,
y aunque esta no lo sepa, y tú nunca lo comprendas,
Te han hecho un gran favor.
Al final de cuentas lo que tiene,
de bella,
para algunos es espuma que marea,
que se pierde en el ocaso,
de una noche algo mejor.
Sin pasado ni futuro, perdido en el oscuro,
por perder esa migaja que te daba,
ese estatus ganador.
Embroncado y en la noche,
sin tener ningún reproche,
La justicia te llevó hasta el paredón.
Sin recuentos sin palabras...
Comenzó esta matanza,
tal cual chancho faenado en un zanjón.
Sin un pero en la palabra,
sin mojarse en esa escarcha,
ensangrentada se termina esta pasión.
La del gordo Canelón.