Que pura tu caricia, mi piel se erizaba al toque de tus manos, sumergidos en la oscuridad del cuarto.
Te besé los labios, nos quedamos juntos, tu cuerpo pegado al mío y sentí tus deseos locos,
tu miedo, por no saber bien que hacíamos.
Tus manos rodeaban mi cuerpo, tu respiración se prolongaba por largo tiempo,
y metí mis manos bajo tu suéter, acaricié tu abdomen, tú sonreíste y me dijiste:
¿Aún no viene nadie?
Me levanté y le puse seguro a la puerta, y te quedaste en la cama,
viendo mi silueta entre la negrura del cuarto y el silencio de la noche.
Después de esto , te dije que desde el primer día quise besarte, pero no te sentía del todo,
y que a pesar de cruzar miradas en las clases, no te entendía, hasta ese día en que esperaste a que se fueran todos
y me acompañaste a realizar unos asuntos, caminamos por el parque, me pediste mi número,
pero ya te venía calando amor, desde días antes, tu mirada, tu rozar conmigo, el sentarte a mi lado,
pero no queríamos testigos.
La diferencia de edades no importa, porque no te quiero para toda la vida.
Te quiero poco y a veces pienso que hago todo esto porque me recuerdas a alguien.
Te quiero pero no lo suficiente, y me gustó tener tu cuerpo junto al mío, me gustas tú, físicamente, tu ternura, tu voz,
pero aun no te quiero lo suficiente.
Buenas fueron mis horas de ésta noche, cuando te tuve cerca de mí, cuando besé tus labios y acaricié tu cuerpo.
Buenas fueron mis horas junto a ti, por eso no te diré adiós, Porque eres la droga que me hace sentir bien.
Por eso... Y porque quiero olvidar...