El rey al cual era prohibido mirar a los ojos poseía una cabellera larga y dorada, era una figura imponente. Su traje brillante, como el oro, relucía por donde pasaba. Era un rey egocéntrico, pero tenía un gran secreto…
Ciertamente le encantaba ser admirado, pero prohibía a los demás mirarlo de frente. Vivía en un castillo azulado acompañado, a veces, de bellas damas de blanco, era un rey bastante vanidoso.
Todas las mañanas estiraba sus cabellos suavemente para que sus súbditos le dedicaran cuidado, vigilando siempre de que nadie lo mire a los ojos.
Un día otra divinidad lo invitó a dar un paseo, el aceptó (aunque a regaña dientes), entonces el rey egocéntrico, salió celosamente de su castillo rumbo a donde lo habían invitado.
Cuando llegaron él se mostraba nervioso, quizás porque iban a descubrir su gran secreto, ¡el rey no sabía nadar!
Cuando se sumergió al agua, todo pedante, argumentando de que como un rey tan majestuoso como él le iba a temer al agua.
Todos miraron acongojados, el rey se estaba ahogando, pero nadie podía hacer nada y lo último que vieron fueron sus cabellos dorados sumergidos en el mar (Sunset), ¡el rey había muerto!