Mudos se quedan
los labios, oh Rin
después de mirar
tu color triste y gris.
Tanta hermosura
jamás pude imaginar.
Entre valles,
montañas y curvas,
tus armoniosas
aguas profundas,
cuántas historias ocultan.
Pueblos tan bellos y antiguos,
como tus gloriosos castillos,
parecen salidos
de un mágico invento,
de un hermoso cuento.
Cosa igual jamás podrá,
regalar a mis ojos
tanta belleza.
Al contemplar tu misterio
siento emoción hasta llorar.
Mi alma reposa en paz,
ante tu serenidad.
Dentro de mi corazón estás;
somos el mismo espíritu unido
eternamente rejuvenecido.
Oh Rin, junto a ti,
después de contemplarte
yo me quisiera morir. Si,
quisiera cerrar los ojos
esta noche,
y sumergirme dentro de ti.