Tengo una musa misteriosa,
que me acompaña en mis desvelos,
ella susurra versos
que yo escribo.
La noche me embruja
en su silencio.
La noche me acuna
en mis tristezas.
La noche me escucha
y luego calla,
despues me regala algunos versos,
que yo siempre escribo obediente.
Insomne, con la noche,
que es mi amiga,
de nuevo bebo
el vino del desvelo.