He vuelto el libro a leer,
¡hace tantos años no lo hacía!
y cada verso de nuevo nacía
mientras nos lograbamos poseer.
Partí desde un antiguo comienzo,
perdido en tu sonrisa, en tu mirada
e iba escribiendo todo con cada
respiración, tu cuerpo es papiro y lienzo.
De arcilla se tornó tu canela piel
donde fuí esculpiendo cada sueño
que ahora real me hizo merecedor y dueño
de tu dulzura y nectar, eres ambrosía y miel.
Ávido de lo perdido quise ponerme al día,
beso por segundo, embate constante,
rocío, sal, el ayer dejó de ser distante
y la distancia con su presencia no existía.
Las horas parieron inmensas alas,
sembrando en el recuerdo secuela,
maravillas de su cuerpo que se cuela
onírico con inefables y mágicas galas.
De siempre has sido mi tomo de poesía
donde aprendo y aprendo del amor,
cosas diversas, hasta ese duro clamor
que tu lejanía emanara y me enloquecía.
Hablaron los cuerpos y entendió la fantasía,
el nuestro es un lenguaje tan maravilloso
que aunque llegue a sonar odioso
sin ti mi vida es sosa y vacía.
Quisiera decir que la tristeza pasó,
tener a certeza que no volverá,
pero eso tan sólo sucederá
si este encuentro el dolor arrasó.
Habrá entonces un tiempo diferente
para sembrarlo a nuestro modo
ya verás mujer como lo hacemos todo
aún mejor de lo imaginado en la mente.
En ti, está de este dilema la solución,
si es hora de volver a amarnos,
si hay que perdonar, perdonarnos
y acabar con esta separación.
Mientras lo decides y lo entiendo
pues este paso no es para nada lijero
volvamos a nuestra unión primero,
ven, sigamos y sigamos leyendo.