Oye,
tú que me agitaste
la vida años atrás.
Detente un segundo
donde estás,
y escucha mis latidos,
que aun en la distancia,
de cuando en cuando,
el recuerdo te evoca.
Y mis manos vacías de ti,
se llenan con el fantasma tuyo,
y el dulce recuerdo de tu boca,
seca de mis besos ya.
Fuente sin agua.
Que si la vida la encontré lejos de ti,
cuando te tuve, fue tuya
y no lo negaré jamás,
porque negarlo sería borrar
de mi pasado lo que fui
y lo que hice por ti, por alcanzarte,
por llevarte a mi lecho,
desnudando mi alma y mi cuerpo,
para entregarte en un beso
el amor que me inspiraste,
y que recojo del fondo del recuerdo,
y se transforma en golondrina
que vuela hasta tu cielo,
para decirte en silencio,
aquí estoy. Soy yo.
Como una ofrenda,
como las flores
que se le lleva a los muertos,
para dejarlas mudas,
y hermosas en su tumba.
Porque se ama muchas
veces con el alma toda,
y se hacen locuras
y se sueñan bellos sueños
más de una vez en la existencia.
Porque el amor brota
cuando a la mirada llega
la figura de alguien
que hace florecer el alma,
y con el tiempo
se vuelve suspiro y recuerdo,
si solo los recuerdos quedan.
Y late el corazón
como la vez primera
que nos devuelven un \"te amo\"
en unos labios palpitantes,
rojos como sangre.
Por eso, amante mía,
detente ahora donde estés,
y escucha el sonido
del corazón que dejaste en el olvido.