En la quietud del atardecer
el mar se acercó sigiloso y calmo
hasta las arenas de la costa.
y mientras bañaba dulcemente,
cálidamente sus formas y pliegues
le susurraba al oído :
nunca desnudes tu alma ante un pesimista,
ni ante un puritano, tampoco un realista ,
si lo haces, cuida que sea ante un soñador
y ante aquellos que de verdad amas..
y si no cúbrela con el manto de la prudencia…
micam