Los devotos y los mundanos
Esa pequeña historia la contó el maestro divino
Un día el rey hizo un festín y invito a los devotos y a los mundanos para una reunión y les ofreció una esplendida cena, pero con una condición, que tendrán que comer sin doblar el codo y sin llevar sus manos a la boca,
Los mundanos empezaron y dijeron, como es posible comer de este modo? lo pensaron y luego agarraron la cuchara con comida la tiraron al aire, un poco de comida caía en su boca y la otra en el piso.
Luego les toco la prueba a los devotos, se sentaron uno enfrente al otro y así, tomaban el alimento y cada uno daba de comer al otro
Solo así podremos entender la grandeza de Dios, amarnos los unos a los otros sin buscarnos defectos
Ser hermanos en el mismo padre que nos creo y todos hemos nacido de una misma luz
Con cariño Linda