OH, LEÓN FELIPE, HOY HE VISTO TU SEMBLANTE,
TUS HECHICEROS CAMINOS Y TUS ANHELOS CONSTANTES.
VI UN PUÑAL EN TU PECHO Y EN ESE PUÑAL, TU CARNE.
HE VISTO, QUERIDO AMIGO, LA GRAN LLANURA SIN ÁRBOLES,
LAS TEMPESTADES DEL LLANTO Y OCÉANOS DE SANGRE.
ALLÍ ESTABAN TUS LLUVIAS, LOS VIENTOS Y LAS MAÑANAS;
EL MAR TENÍA LAS VELAS Y EL SOL TENÍA PIRATAS.
Y VI LOS MARES DE PIEDRAS Y ENCENDER LAS MADRUGADAS.
TAMBIÉN HE VISTO LOS CIELOS Y EL ÁNGEL DE TUS GALAXIAS
QUE ME ENSEÑABA EN SECRETO TU DULCE LIRA Y TUS ARPAS.
OH, LEÓN FELIPE, CAMINANTE DE MONTAÑAS,
VOLADOR DE LOS CAMINOS, INGENIERO DE PALABRAS.
DÉJAME SER TU ESCUDERO PARA MONTARTE LA GUARDIA,
DÉJAME, LEÓN FELIPE, DÉJAME VER TUS ESPADAS.
ENSÉÑAME TUS EJÉRCITOS, ESE VERBO CON TUS LANZAS,
JINETE MÍO, HIJO DE LA BUENA ESPAÑA.
¡QUÉ DOLOR EN TUS CAMINOS, QUÉ SENDAS TUVO TU ENTRAÑA,
QUÉ ANSIAS TE CONSUMÍAN POR VER FELIZ A TU PATRIA!
OH, LEÓN FELIPE, ¿QUÉ HAS VISTO EN ESE CAMINO,
EN ESE CAMINO AMARGO, EN ESE DÍA TAN FRÍO
Y EN ESE DÍA TAN LARGO? (Javier Rodríguez Vergara)
“¡QUÉ DÍA TAN LARGO
Y QUÉ CAMINO TAN ÁSPERO,
QUÉ LARGO ES TODO, QUÉ LARGO,
QUÉ LARGO ES TODO Y QUÉ ÁSPERO!
EN EL CIELO ESTÁ CLAVADO
EL SOL IRACUNDO Y ALTO.
LA TIERRA ES TODA LLANURA, LLANURA,
TODA LLANURA, Y EN LA LLANURA... NI UN ÁRBOL”
(“León Felipe”)