Como extraño tu boca,
la que vida me diera
en cada beso.
Extraño tus brazos
que encerraban mi cuerpo
dándome tanto amor,
cuando las despedidas,
me hacían llorar.
Extraño tus ojos negros
que me miraban con mucho amor.
Extraño tu risa que me contagiaba
y desaparecía la tristeza.
Extraño tus canciones
cuando me despertabas cantándome
especialmente -la niña de tus ojos-.
Como no llorar por ti,
como no extrañarte si eras único
si me despertaste a la vida
dándole a mi vida ilusión y esperanza.
Y me amaneció la vida para dártela
para compartir las penas y las alegrías
caminamos por caminos de terracería
y nos montamos en alas del viento
y acercamos nuestras bocas en besos
y nuestros cuerpos en pasión.
Y las horas eran eternas en tus brazos
de mañana despertábamos en el lecho
lleno de auroras enamoradas.
Y corrimos abrazos para no extrañarnos
y vestimos horizontes de gala
como boda de dos enamorados
engalanamos la noche
con el paseo de dos almas
bajo las estrellas.
Y amanecí huérfana de ti
como no extrañarte,
te fuiste antes que amaneciera
te sorprendió la muerte
y a mí la vida sin ti.
¿Qué hago con tanto amor?
-todavía te extraño-
Alicia Pérez Hernández
-No es la pluma la que escribe es el alma-