Mi pasado , mi viejo amor, fue de esas historias que juramos que sería eterna pero sólo viví a su lado un invierno y medio verano, fueron las estaciones más hermosas de mi vida. Mis manos recorrieron su cuerpo en cada luna y conquisté cada valle y montaña que encontré a mi paso, siendo su corazón lo único que jamás logré gobernar.
Mi cuerpo aún añora su aroma, el tacto torpe pero preciso de sus caricias y es que la quise tanto que no logro concebir que su amor se me escapara como arena de las manos.
Pero, ¿De esto se trataba? Jugar a amarnos para que después su ausencia pulverizara mi razón. Ya no creo en historias de hadas si el único cuento acabó en palabras de odio y besos a otros labios sin sabor.
Mis pies intentan seguir sus pasos pero la neblina ahora ha cubierto sus huellas llenas de errores y gotas de sal consumidas por la tierra; su sonrisa hoy se me hace tan lejana como el amor que aguarda su regreso.
... Sí, toda mi vida se resume a un invierno y medio verano. Sólo bastó ese corto período para saber lo que era amar.