¿Eso crees?
Si tú estás junto a mí...
Cómo me dices esto.
Lo sé, lo sé,
es porque así lo piensas.
En realidad, haces bien
en hacérmelo notar.
Entre nosotros
no debe haber secretos
de pensamientos.
Con tus ojos
sobre los míos,
sabes hasta lo que pienso.
Vamos a hacer una prueba,
¿estarías dispuesta hacerla?
Bien, mírame a los ojos.
¿Qué te dicen ellos?
No estás desacertada.
Es como tú dices...
Mis ojos te miran con amor...
¡porque te amo tanto!...
no es que esté triste,
estoy, sentimental y romántico...
Tu presencia, sabes que es
de vital importancia
en mi vida.
En mis momentos... de aflicción...
pero hoy no estoy afligido.
Estoy enamorado...
No, no tengo otra
en mi corazón...
Tú solamente lo habitas.
¡Abrázame, abrázame muy fuerte!...
Bendigo todos los días de mi vida
el haberte conocido.
No pienses que estoy triste.
Muchas veces he llorado
el no conocerte,
el no saber nada de ti,
porque el destino
aún no nos había unido,
en cuerpo y alma...
Allí, ante tanta soledad,
sí era un hombre triste...
Pero mis ojos al conocer
los tuyos, le dieron belleza
a todo lo que ellos observaban...
Dame tus manos...
qué suave piel tienes...
de toda tú me he enamorado...
pero teniendo tus manos entre las mías...
me hacen sentir tan feliz...
Con las mías acaricio todo tu cuerpo...
como si acariciase una aterciopelada piel...
¡Cómo poder expresarte
con palabras
todo lo que
por ti siento!...
Tú lo sabes...
das juventud a mi cuerpo,
a mi alma...
Tantos años he vivido en soledad...
y ahora, ella ha desaparecido,
porque tú estás en mí,
para siempre...
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 24/01/2014)