Te he de hallar por la vida
y cantaré a tus mejillas,
tundras de pinos rojos y
al velo de luz que colma
tus cabellos .
Y sonarán los ecos de tu risa
en las tardes de otoño,
se confundirá tu alegría
con el sol de las mañanas,
con los tonos verdes de la aurora
en medio de las noches,
como enviciados con el
encanto de tu piel de luna.
Crecerán rosas en el asfalto,
tus caminos se colmarán del fruto
que la buena fortuna obsequia
a la más sagrada de sus hijas.
Te hallaré por la vida
y me hogare en la miel de tus pupilas
como un náufrago que halla
la resignación a sus tragedias.
Serán tus muslos mi valsa,
mi único rescate,
mi afán por la vida,
y vendrás a mi con la mirada esa
de juventud latente a mitad de la noche
o en medio del dia,
porque la belleza te viste,
y porque el mundo te admira.