Mujer, ven, te llamo...
deja que te abrace
o tome tus manos...
no sientas vergüenza,
tu alma, desnuda exponer;
mis ojos te ven
como en un espejo:
¡la soledad hermana!,
deja... que me dejo...
tómame y te tomo...
aunque sea un rato...
Mejor no finjamos,
no digamos nada...
esto no es pecado
(tener compasión),
y, si no es mejor,
tampoco es peor...
¡la soledad hermana...!
¿Qué es el amor...?
¡¿Acaso ese hueco
que causa dolor...?!
Si me das tus besos
te daré ternura...
y si lo procuras
tendrás mi pasión...
Aunque sea un rato:
comparte mi cama...
ven, te llamo hermana,
que no es pecado
¡procurar alivio
a otro corazón!