Ha vuelto a nuestra puerta
el que dimos por perdido
parece que jamás hubiese tenido que partir
No pregunten dónde estaba
pues la voz se le tornó ronca
y la memoria vulnerable
Después de todo
ir o venir es sólo un punto de vista
y la ausencia es un corto paseo avezado
a la inflexiones del silencio
una línea que define el horizonte
cóncavo
convexo
un viaje sin predestinación a través de las grietas
por las que el sol declina
A nuestros ojos todo es incongruente
a sus ojos todo es idéntico y ya nada es igual
El helecho se marchitó
la tinta se seca
adherida a la pluma apartada
sin volver a surcar el papel
Las mantas están decoloradas
una arruga surca la frente y se refracta
en los días de vigilia
El tiempo
punto indefinible
la brisa se levanta y tras lo que se lleva
deja arena en los ojos
Mi mirada está fija en una cortina de visiones
Hace mucho que no oro
hoy siento la imperiosa necesidad de hacerlo
La vieja tela cae sobre mí al caer la noche
sudo fría y copiosamente
pronuncio después de mucho
el nombre de Jesús
y me sumerjo en una paradoja
tras un momento de contrición